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Alerta sanitaria constante

23/4/2020

Bajo la premisa de ‘Mejor prevenir que curar’, la técnico sanitario María Luisa de la Torre nos acerca los últimos avances de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER).

Es otro de esos rostros ocultos de nuestra sanidad militar. La cabo primero María Luisa de la Torre Núñez es técnico sanitario en la Unidad Médica de Aeroevacuación. Su trabajo esta semana ha estado marcado por la exitosa preparación de los helicópteros del Ala 48 para la evacuación de infectados por COVID-19, otro nuevo hito para el Ejército del Aire. “La certificación de la aeronave ha sido un trabajo bastante intenso. La unidad ha estado implicada al cien por cien”, nos cuenta orgullosa la cabo primero.

Actualmente se han conseguido las certificaciones en casi todas las aeronaves de transporte disponibles del Ejército del Aire. Y siempre, por encima incluso de la satisfacción propia, late ese espíritu común entre las distintas unidades. “Me gustaría destacar más la colaboración y la buena disposición del personal de las tripulaciones de las distintas alas y grupos que proporcionan sus aeronaves. Es ejemplar”.

El espíritu de emergencia que desprende esta unidad se nota como nunca estos días. “Como unidad sanitaria solemos estar alertada las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año, pero con la nueva situación, nuestro trabajo se ha duplicado o triplicado en muchos días de la semana. Aquí todos los días son lunes”.

La cabo primero María Luisa de la Torre trabaja con una premisa fundamental, "es mejor prevenir que curar. En sanidad siempre hay que estar preparados ante cualquier eventualidad que pueda surgir. Nuestra unidad realiza entrenamientos cotidianos sobre cualquier situación que pueda pasar en el futuro para poder reaccionar de la forma más rápida y con los medios más adecuados”.

Sin ninguna referencia militar en su entorno, la cabo primero encontró en las Fuerzas Armadas una buena opción laboral. Como otros muchos, fue después cuando las sensaciones calaron muy hondo en su espíritu. “Después de un tiempo en la Fuerzas Armadas descubrí mi pasión por esta profesión y todo lo que conlleva servir en ellas. Opté por el Ejercito del Aire porque me ofrecía la posibilidad de trabajar como sanitaria en el Hospital del Aire, que actualmente ya no existe”.

Ahora, todo su bagaje profesional está dispuesto para cualquier situación que disponga la emergencia de la lucha contra el virus. “La preparación que tienen los militares ante cualquier amenaza biológica o química y, en particular nuestra unidad, viene de hace ya muchos años, existiendo ya protocolos de actuación como en el caso del Ébola que la UMAER realizó. Hemos seguido preparándonos y actualizando los protocolos ante cualquier amenaza NRBQ, y somos para muchos países un referente en aeroevacuaciones con cámara de aislamiento”.

Militar con veintidós años de servicio y madre de dos hijos ha estado en otras misiones pero esta supera a todas. “La diferencia sustancial es que se desarrolla en territorio nacional, esto no es ninguna misión internacional. La cercanía con la gente que está sufriendo la pandemia es evidente. Son vecinos, amigos, familiares y gente cercana de tu entorno”.

Para ella, una de las claves personales para aguantar el día a día es ser positiva. Eso y los chistes, de los que se confiesa incondicional. Se refugia cuando puede en la cocina, en la lectura y en sus ejercicios físicos cotidianos. Pero como nos reconoce ella misma, “nada como disfrutar alrededor de una buena barbacoa y un buen vino. con familiares y amigos. Como al resto del mundo”.

Para esta mujer a veces basta con fijarse en mensajes tan sencillos como cotidianos para enfrentarse al futuro. “En el himno del Ejercito del Aire hay una estrofa que dice ‘el aire en la guerra comienza a ser paz’. Con las medidas de protección, con las normas sociales que tenemos que tener conseguiremos que poco a poco recuperemos nuestra vida social y laboral que tanto añoramos”.