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Los hombres y mujeres del Ala 46 contra la pandemia

22/4/2020

Los hombres y mujeres del Ala 46, unidad ubicada en la base aérea de Gando, en Gran Canaria, se esfuerzan día a día por dar lo mejor de sí mismos en estos momentos tan duros que atraviesa nuestra sociedad por la brutal pandemia que nos azota.

Militares que desempeñan funciones tan distintas como el teniente Daniel Lorente, piloto de helicópteros de la unidad, el soldado José Antonio Sánchez Pianelo, de administración, o el soldado Alejandro Herrera, supervisor de carga en la Sección de Apoyo al Transporte Aéreo, han estado plenamente comprometidos con la causa desde el primer momento.

Para el teniente Daniel Lorente, de Bilbao y perteneciente a la LXX Promoción de oficiales del Ejército del Aire, “el contar con poco tiempo de experiencia profesional”, salió de la Academia General del Aire hace unos pocos meses, “no es excusa para no dar lo mejor de mí, e intentar aprender y mejorar con cada misión. Es un honor contribuir, junto con el resto de compañeros de las Fuerzas Armadas, en la Operación Balmis para detener el avance del COVID-19”.

Como piloto de helicópteros en el 802 Escuadrón SAR del Ala 46, siente que la lucha contra el virus y su trabajo en búsqueda y salvamento se ven muchas veces solapados. “La flexibilidad que permite el helicóptero para moverse en un territorio insular, como son las Canarias, nos permite llegar a cualquier lugar. Aunque no lo percibo directamente, estoy seguro de que trasladando material y personal especialista allí donde se necesita estoy salvando vidas, trabajo para el cual estoy preparado y para el que me formo continuamente”.

El servicio SAR nunca para, es 24/7. “Para realizar mi trabajo con las máximas garantías y seguridad, me tengo que abstraer de la crisis sanitaria, como así fue con la búsqueda en los últimos días de unas pateras, contribuyendo también así a salvar vidas”.

El soldado Sánchez Pianelo, murciano de Águila, lleva en el Ala 46, su primer destino en el Ejército del Aire, desde enero de 2019. El vivir alejado del entorno donde creció, le hace ver la situación desde una perspectiva de lejanía de sus seres queridos, lo que le obliga a tener la vista puesta en los suyos desde la distancia.

Con el inicio de la crisis, se constituyó en la unidad un equipo de desinfección, al que no dudó en presentarse voluntario. Pensó que su papel en ese equipo era muy importante en ese momento, consciente de que su trabajo de oficina quedaba perfectamente cubierto. “Dentro de mi formación profesional no había realizado estas laborales, pero eso nunca ha sido impedimento para los militares. En esta ocasión, como en muchas otras, nos hemos adaptado e instruido para hacer frente a la amenaza. No podemos buscar excusas, vivimos en un mundo cambiante y tenemos la obligación de adaptarnos. Tener la posibilidad de luchar es siempre un privilegio. Cuídense, porque cuidándose, nos cuidamos todos.”

El aerotransporte de mercancía siempre ha sido, y más en situaciones como la que atravesamos, de gran importancia por su rapidez y eficacia. El soldado Alejandro Herrera Moreno llegó al Ala 46 a mediados de 2018. Su misión en la Sección de Apoyo al Transporte Aéreo (SATRA) es gestionar, recepcionar, almacenar y reparar la carga que se va a transportar, labor que en estos días cobra más sentido que nunca. Además, “la situación geográfica de la base aérea de Gando nos sitúa como punto estratégico para multitud de operaciones por aire, encuadradas en la Operación Balmis”, reconoce. Se refiere a suministro de material sanitario, movilidad de equipos de desinfección y descontaminación, traslados de compañeros de otros cuerpos a diferentes destinos, recibimiento de repatriados y todo tipo de ejercicios relacionados con la operación.

El soldado Herrera no alberga dudas, “si algo nos ha quedado claro con todo lo que estamos viviendo es que tenemos que trabajar codo con codo, que la coordinación entre todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es uno de los eslabones principales para poder superar esta situación. Por ello, me toca vivir con gran ilusión mi trabajo. De alguna forma es inevitable pensar que estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano para contribuir de la mejor forma posible al resto de labores que el COVID-19 exige”.

Se acuesta cada noche pensando que ha aprendido algo nuevo. “Llevar a cabo nuevos protocolos y mantener una formación continua hacen que, pese a lo desagradable que es toda esta situación, no cueste sacar algo positivo de ella. Intento mantener la cabeza despejada y refugiarme en hacer día a día lo que me gusta, para que no llegue a sobrepasarme esta situación”.

Le ha tocado vivir esta etapa de pandemia en su segundo año como militar. “Esto supone un gran reto a nivel personal y profesional, pero también un orgullo, porque sé que tanto mis compañeros como yo ponemos todo nuestro empeño en aportar nuestro granito de arena ante esta situación. Y estoy seguro de que cada noche nos vamos a la cama con la satisfacción del deber cumplido”.

Y es consciente de que “a partir de ahora valoraremos más y mejor lo que antes no tenía la suficiente importancia para todos nosotros y que saldremos de esta como un país mucho más reforzado a todos los niveles”.

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