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El 2 de agosto de 1921, hace ahora 100 años, en pleno desarrollo de la batalla de Annual, el general Francisco Echagüe, director de la antigua Aeronáutica Militar, dirigió una carta al entonces alcalde de Granada, Germán García Gil, solicitando terrenos para la creación de un aeródromo, que marcaría el inicio de los trabajos para crear la actual Base Aérea de Armilla.
Granada tiene una gran tradición aeronáutica que arranca con las primeras elevaciones en globo y las exhibiciones de aeroplanos a principios del siglo XX, con motivo de las fiestas locales, usándose el paraje conocido como “Los llanos de Armilla”, para despegue y aterrizaje de estas aeronaves.
Posteriormente, la escasa distancia de este enclave con el norte de África, así como su excelente ubicación geográfica, dio el espaldarazo definitivo a su elección como punto de escala para los aviones que hacían la ruta entre Cuatro Vientos y Melilla.
El primer Aeródromo de Armilla sería fruto del esfuerzo personal del comandante Luis Dávila Ponce de León y Wilhelmi, su fundador y primer jefe, quien proyectó y dirigió personalmente las obras, hasta su inauguración el 20 de junio de 1922.
Ya en 1955 se crearía allí la Escuela Elemental de Pilotos. Desde aquel instante, la Base Aérea de Armilla y el Ala 78 han estado vinculadas a la enseñanza, convirtiéndose con el transcurrir del tiempo en la actual Escuela Militar de Helicópteros, uno de los actuales centros docentes militares de referencia.