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Servicio y esperanza

14/4/2020

La capitán Valor coordina las patrullas de la Policía Aérea en Getafe mientras reorganiza su boda.

“Cada jornada es un nuevo reto que nos permite cumplir con el deber”. Es la satisfacción que nos transmite la capitán Adela Valor García, que desde la Jefatura del Escuadrón de Personal del Acuartelamiento Aéreo de Getafe coordina cada día las patrullas que salen por esta localidad para ayudar a contener la propagación de la pandemia.

Estas unidades están a pie de calle, en sus localidades más cercanas, trabajando por la seguridad de sus mismos vecinos. En este caso, la capitán Valor coordina las patrullas que realizan labores de presencia y reconocimiento de infraestructuras críticas en las localidades de Getafe, Parla, Pinto y Leganés. Todo ello, además, sin olvidar las incidencias y la coordinación de personal para cubrir el servicio de seguridad dentro del acuartelamiento.

Ser responsable de todos estos efectivos supone todo un reto personal, el propio del mando. “Al inicio de la jornada las patrullas reciben todo nuestro apoyo. Nos interesamos por su estado anímico y de salud, siendo conscientes y recordándoles la gran labor de apoyo que están realizando a la población”, nos insiste la capitán Valor.

Para desarrollar eficazmente el trabajo se desarrollan nuevos protocolos y se han suprimido reuniones innecesarias. Equipos de protección y toda la cautela acompañan estas acciones, “al finalizar las patrullas el servicio, se procede a la limpieza con gel de todo el material empleado, así como de los vehículos, y se revisa y entrega el armamento”.

Con quince años de servicio en el Ejército del Aire, la capitán, natural de Valle de la Serena, en Badajoz, lleva tres años en este destino. Su rutina ha cambiado por completo y nos cuenta lo fundamental que resulta saber de las inquietudes que llegan desde esas patrullas. “Nuestra gente sale a pisar las calles con absoluta disponibilidad y compromiso, con lealtad y con espíritu de equipo. Allí, en esas calles, no dejan de concienciar a toda la población para poder combatir esta amenaza”.

La capitán Valor insiste en la humanidad de esos hombres y mujeres que a diario salen desde el Acuartelamiento Aéreo de Getafe para lidiar contra el virus. “Cada mañana, el personal que cubre los servicios esenciales comenta como es su situación personal y familiar. Saber que ellos y su gente se encuentran bien da fuerzas para continuar con cualquier labor”, afirma. “Se comparten experiencias entre las patrullas, especialmente aquellas que prestan sus servicios en las urgencias de los hospitales, donde viven en primera persona la verdadera realidad de esta pandemia”.

Sus efectivos viven como un auténtico privilegio la cercanía con los ciudadanos. “En Getafe se está realizando un apoyo de recogida de pantallas de protección facial, fabricadas por ciudadanos, para su traslado y entrega en el almacén desde donde Protección Civil las distribuye. Existe una gran vinculación con la población de Getafe”. Esa cercanía está posibilitando situaciones incluso emotivas, “quisimos ir a felicitar por su cumpleaños a un niño de ocho años con autismo, residente en Leganés. Nos dice que quiere ser militar, recibir la felicitación de una patrulla militar le ha permitido disfrutar un cumpleaños algo más especial”.

Ese servicio a la ciudadanía fue lo que determinó que esta mujer diera el paso a la vida militar. “Ser militar siempre me atrajo mucho, a pesar de no tener vínculos familiares. Siempre, desde pequeña, me han enseñado que todos tenemos ciertas obligaciones con nuestra nación y para mí es un gran honor poder servir en las Fuerzas Armadas, una institución llena de historia y grandes héroes. Esto es lo que me motivó e inspiró para querer ser militar”.

Y, sin lugar a dudas, en estos momentos esas obligaciones del servicio se sienten más que otras veces. Trabajar junto a otros cuerpos policiales y de seguridad se traduce en nuevas y gratificantes sensaciones. “La colaboración que se está realizando en las diferentes zonas donde la Policía Aérea mantiene presencia hace más trascendente nuestro trabajo. Esta labor conjunta está contribuyendo con gran eficacia a obtener los resultados deseados, recibiendo en numerosas ocasiones el agradecimiento de los agentes”.

Fuera del acuartelamiento la vida de esta mujer se ciñe también al obligado confinamiento. “Mi ‘quédate en casa’ consiste en mantenerme activa y con una rutina. Hago deporte mediante tablas de ‘Entrenamiento confinado’ facilitado por la Academia General Militar, aprovecho para leer y dedicarle más tiempo a la cocina, ya que es una de mis asignaturas pendientes. Tener la mente y el cuerpo activos es la mejor forma de combatir el confinamiento”.

El virus sigue latente y las cifras siguen causando impresión a cualquiera, también a nuestra capitán. “Me asombra la velocidad de vértigo a la que se está propagando. Vivir en confinamiento parecía una película hasta hace un mes. Pero también me está impresionando la solidaridad y las iniciativas que se han puesto en marcha, la capacidad que tiene nuestra sociedad de unirse y ayudar en la medida de nuestras posibilidades en momentos difíciles”.

Entusiasta de los canelones, la vida de esta militar ha quedado también algo en suspense. Y no sólo porque su pasión por el senderismo haya quedado aparcada. “Estoy prometida y celebrábamos nuestra boda el 16 de mayo. Hace un mes decidimos posponerla. Al principio me costó asimilarlo, pero rápidamente hicimos cambio de chip y hemos pospuesto la boda para el 15 de agosto. Esperemos por el bien de todos que para entonces la situación esté totalmente bajo control”.

La vida sigue y es el mejor síntoma de esperanza. “Ha sido muy emocionante la respuesta de todos los invitados, que siguen confirmando su asistencia. Aunque en los anillos no modificaremos la fecha. Hemos decidido que celebraremos dos aniversarios”.