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Detalle de noticia

Todo lo necesario

3/6/2020

Siente orgulloso el lema de su unidad, ‘Dotar a la fuerza’. El cabo Alberto Hualda Sánchez, destinado en el Centro Logístico de Intendencia (CLOIN), nos descubre las claves del esfuerzo de esta unidad por satisfacer las necesidades de todo el Ejército del Aire durante la Operación Balmis.

Por las manos del CLOIN pasan las órdenes de suministro para todas las unidades del Ejército del Aire destinadas en territorio nacional y, en ocasiones, también para las misiones en el extranjero. Es una de esas unidades que sin mucha popularidad, sin embargo realizan un suministro vital para el buen funcionamiento del servicio diario. La Operación Balmis ha puesto sobre el tapete una vez más su trascendencia, gestionando pedidos y controlando la entrada del material que llega desde las distintas empresas adjudicatarias.

Con dieciocho años de servicio en el CLOIN, el cabo Alberto Hualda ha visto triplicar el nivel de trabajo por causa de la pandemia. “El centro ha trabajado todos los fines de semana y festivos, Semana Santa incluida, y esto con algo menos de la mitad de personal, debido a las medidas de seguridad que se implantaron. Pese a todo ello, la operatividad siempre ha sido la misma”, nos confiesa el cabo Hualda.

El material sanitario ha sido y sigue siendo el protagonista de todos los suministros. “Evidentemente lo más solicitado han sido todo tipo de EPI`s, fundamentalmente mascarillas, guantes y el gel hidroalcohólico. Han sido cantidades enormes, cientos de miles de unidades”, nos cuenta Hualda. Pero también había que contemplar esta situación como un gran despliegue general, “lo que más me sorprendió al principio fue el incremento de raciones alimenticias de emergencia, junto con colchones, juegos de cama, somieres y almohadas. Muchas de estas fueron enviados a hospitales, como el de Alcorcón o el de Reinosa, en Cantabria”.

Sin acaparar apenas titulares, los hombres y mujeres del CLOIN eran muy conscientes de la trascendencia de sus envíos. “Sabíamos que estábamos ayudando. Sentíamos orgullo y satisfacción de cumplir nuestro deber, no todos los días estás igual pero el saber que lo que haces va a aportar ese granito de arena necesario para alguien te hace continuar y seguir más fuerte”.

Los envíos del CLOIN han sido seguidos y controlados en todo momento y la comunicación con las unidades destinatarias constante. Un contacto con las unidades receptoras del material, que asegura efectividad, subsana posibles errores y permite una interacción constante. Es la plasmación de su lema, ‘Dotar a la fuerza’. “La fuerza es el conjunto de todas las bases, unidades y acuartelamientos del Ejército del Aire. Siempre intentamos estar al pie del cañón en este aspecto”, nos confiesa orgulloso el cabo Hualda.

El trasiego y la actividad constante han estado a la orden del día. “Ha habido momentos de tensión, más fáciles, más difíciles y momentos buenos, evidentemente, pero al final la gente ha respondido como la situación requería. Si tengo que destacar algo de la unidad es la humanidad y profesionalidad que ha tenido la gente”.

Tras toda esa tensión quedaban los rostros humanos de todo este trabajo, como el cabo Alberto Hualda Sánchez. Este madrileño de 37 años ha vivido como tantos españoles la dureza de estos momentos, y más cuando le tocaba volver a casa. “Ha sido complicado. Tres hijos, mi mujer en un ERTE desde los primeros días. Das vueltas a todo un poco pero también es necesario que ellos te vean bien. Hemos estado expuestos, sabiendo y siendo conscientes de que había compañeros que lo han pasado mucho peor, pero creo que todos sumamos. Muchas veces nuestra labor no es tan visible pero ahí está”, reflexiona. “Para mí lo más duro, llegar a casa y decir a mi hija pequeña, de solo siete años, -¡Águeda no me abraces!-, es duro”.

De aquellos días de confinamiento duro, recuerda especialmente la ayuda de los suyos, los más cercanos. “Tengo que dar gracias principalmente a mi mujer y a mis tres hijos, acordándome, cómo no, de toda mi familia, sobre todo de mi madre, que ha pasado todo el confinamiento sola, ya que mi padre falleció hace unos años y del que también me he acordado muchísimo estos días. Todos han estado ahí, mis dos hermanos, mis cuñadas, mis sobrinos, mis amigos, mis compañeros, etc”.

Ha conseguido entretenerse cocinando y pensando en el fútbol, especialmente en su Real Madrid, del que es socio y peñista distinguido. Ahora su gran sueño es poder ir a su pueblo de Mijares, en Ávila, donde le espera su madre y sus grandes amigos. “Prefiero mirar a medio plazo. Soy optimista, aunque vienen tiempos duros. Hay que apretar y no queda otra que tirar hacia delante”.