Durante la última semana de mayo ha tenido lugar en las instalaciones del Aeródromo Militar de Lanzarote un gran simulacro de accidente de un T-21 (Airbus C-295) del Ejército del Aire con múltiples víctimas que ha puesto a punto todos los protocolos de emergencia del aeródromo Militar de Lanzarote.
La dirección del ejercicio fue ejercida por el propio coronel jefe del Aeródromo Militar, que contó con el apoyo del director del Aeropuerto. En el mismo participaron medios del Ejército del Aire, Aeropuerto y externos, como Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía, Emergencias Gobierno de Canarias (112), Cruz Roja, Dirección Insular, Policía Local Ayuntamientos de San Bartolomé y Tías, Emergencia y Rescate de Lanzarote, Sistema de Salud de Canarias y Consorcio de Seguridad, Emergencias, Salvamento, Prevención y Extinción de Incendios de Lanzarote.
La dimensión del ejercicio responde a una de las características del aeródromo, su utilización conjunta de la pista con el aeropuerto civil, que cuenta con un alto número de movimientos aéreos civiles y militares. Esta interacción requiere de la existencia de procedimientos y protocolos de coordinación entre el Plan de Reacción ante emergencia o accidente aéreo del Aeródromo y el Plan de Autoprotección del Aeropuerto.
La realización de este tipo de práctica se enmarca en el Plan de Prevención de Accidentes del Ejército del Aire, el Programa de Prevención de Accidentes del Mando Aéreo de Canarias y el Programa de Prevención de Accidentes del Aeródromo Militar de Lanzarote 2018.
Con la simulación de un accidente de estas características, cuyo principal episodio tuvo lugar el día 21, se busca evaluar y comprobar la validez de los procedimientos de coordinación frente a una situación tan grave, que excede a las capacidades propias del aeródromo y del aeropuerto. Para ello se requiere la activación de medios externos y la aplicación de protocolos que buscan primero asegurar la zona del accidente y la aeronave siniestrada. A partir de ahí se multiplican los procedimientos; rescatar al personal afectado, reparar los daños producidos, tratar a los heridos y evacuarlos a los diferentes centros sanitarios; reparar y despejar las zonas de operaciones de aeronaves; recuperar la operatividad del Aeródromo y del Aeropuerto tan pronto como sea posible, proporcionar apoyo y asistencia a los familiares de las víctimas e iniciar los procesos para la investigación correspondiente para esclarecer las causas del accidente.
El objetivo final es garantizar la mejor reacción posible ante una situación de esta gravedad, especialmente en lo que respecta la atención a las víctimas. Pero también, y ante el valor estratégico de la instalación, preservar al máximo la capacidad operativa del aeródromo y del aeropuerto, mediante la identificación, evaluación y gestión de todos los riesgos inherentes al desarrollo de las operaciones aéreas en todas sus vertientes.
