Un vuelo tras otro. Uno de los pilotos del Ala 35, el teniente Ángel Villahermosa González, nos cuenta el incansable servicio que está desempeñando esta unidad.
El reparto de material sanitario por toda España no cesa. Las aeronaves del Ala 35 se han convertido en una auténtica flota de distribución urgente. Sin embargo, la frialdad de estos pilotos asegura el pleno control de la situación. Con solo 24 años el teniente Ángel Villahermosa González, recién llegado como segundo piloto de un vuelo a Mallorca, es ejemplo vivo de esta templanza. “Este tipo de aerotransportes de material crítico no deja de ser lo rutinario en una unidad como el Ala 35. Sin embargo, en el contexto en el que nos movemos estos días resulta muy gratificante poder ayudar a solventar esta situación con nuestro trabajo, es un sentimiento muy satisfactorio”, afirma este joven teniente.
Vuela desde los veinte años y apenas lleva nueve meses en el Ala 35 pero su concentración ante la dimensión de esta crisis podría ser la de cualquier veterano… “cuando te informan de que vas a transportar material sanitario a un lugar que lo necesitan te alegras, te sientes orgulloso de poder aportar tu granito de arena a los esfuerzos que está haciendo tanta gente para salir de esta situación”.
La humanidad de estos hombres y mujeres se refleja, no obstante, en sus preocupaciones, las mismas de cualquier español responsable, “al vernos antes del vuelo lo primero que hacemos todos es preguntar cómo están tus compañeros y sus familias y comentamos las últimas noticias sobre el virus. Siempre intentamos apoyarnos entre nosotros, en la unidad somos una familia”, afirma orgulloso en teniente Villahermosa.
Se considera un apasionado de la aeronáutica y, dentro de la tragedia, se siente feliz acometiendo estas misiones por su trascendencia. “Cuando te programan una misión de estas características y sale todo bien, todos nos sentimos recompensados, toda la tripulación piensa que más gente podrá curarse antes y se evitarán contagios. En mi caso es una de las misiones más trascendentales que he hecho”, afirma con orgullo.
Las sensaciones de estos días siguen marcando a todos estos hombres y mujeres del Ejército del Aire. “Llama mucho la atención el ser recibido por el personal de tierra con equipos de protección. Nos toca mantener la distancia de seguridad con todo el mundo”.
Pero como todos los españoles, ellos también en el Ala 35 se conmueven ante cada detalle de la sociedad de los españoles. “Me impresiona la solidaridad que está mostrando toda la población, los aplausos de cada día a los sanitarios y a la gente que está en primera línea de batalla contra el virus. Digan lo que digan todo el mundo está sacando lo mejor que tiene, eso es lo que más me impresiona”.
La dimensión de esta crisis está afectando también a su día a día. Su rutina en los vuelos ahora pasa por unos protocolos de limpieza absolutamente tajantes. “Antes de cada vuelo se proporciona a la tripulación guantes, mascarilla y un bote de gel desinfectante. Tratamos de mantener, entre la tripulación y también los pasajeros, una distancia de seguridad. Al finalizar el vuelo se desinfecta el interior del avión para que sea lo más seguro posible su uso en el siguiente vuelo”.
Y preparando el siguiente vuelo se queda el teniente Villahermosa. En algún rato libre podrá leer alguna novela de misterio, una de sus aficiones que no ha detenido esta crisis. Lo del deporte y jugar al fútbol está más complicado, toca mantenerse en forma en casa. Le queda el cine y verse buenas películas, pero también en casa, es lo que hay. Su mensaje de esperanza es una llamada a la unión: “hay mucha gente trabajando todos los días para resolver esta crisis. En el Ala 35 estamos listos y deseosos de contribuir. Con el trabajo de todos saldremos de esta”.
