Centenario de la Torre de Cuatro Vientos

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Historia de la Base Aérea de Cuatro Vientos

Tras muchas vicisitudes, intentos y logros, germinado en el Real Decreto de 15 de Diciembre de 1884 S.M. el Rey Don Alfonso XII reconoce por primera vez la importancia de la aerostación en las aplicaciones militares y dispone que el Real Cuerpo de Ingenieros Militares, tuviera a su cargo el servicio aerostático.

El día 9 de enero de 1911 una comisión, formada por los coroneles Rodríguez Mourelo y Vives y el capitán Kindelán, propone que el terreno en el que debería asentarse el primer aeródromo militar en España, fuera en las tierras llamadas de Cuatro Vientos, junto a la carretera de Extremadura y al Ventorrillo de Clares, en Madrid.

Terreno de unos 200 metros de ancho y con una extensión total de 304 hectáreas.

Oficialmente, el 29 de enero, se hace cargo el ejército de la parcela, incorporándose el 4 de febrero la primera fuerza que lo fuera a guarnecer, formada por un sargento, Díaz, un ayudante de taller, Quesada Guisasola y seis soldados.

Aquella aventura, que empezó, con dos barracones y dos aeroplanos Henry Farman se convirtió, en lo que hoy es, un moderno campo de vuelo con una superficie aproximada de 1.800.000 metros cuadrados, en el que unidades como el Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército, el Ala 48, el Museo del Aire, la Escuela de Mando, Control y Transmisiones, el Club Polideportivo Cuatro Vientos y el Club de Oficiales Barberán, se encuadran en lo que es la Base Aérea de Cuatro Vientos, conocida como Cuna de la Aviación Militar española.

Testigo mudo, de la incipiente idea de volar, donde se obtuvieron los primeros títulos de pilotos de avión, mecánicos de vuelo e ingenieros, donde se idearon los primeros proyectos de aviones españoles, como el bHF nº 3 o bE nº 1 (biplano español o biplano escuela), fabricado en su totalidad en Cuatro Vientos.

También se gestaron los grandes vuelos de nuestros intrépidos aviadores.

Tras su paso por el Parque de Aerostación de Guadalajara, se instaló el cobertizo definitivo del dirigible 'España', primer aparato aéreo de la aviación española y con el que se hizo el primer vuelo. Y donde para tristeza de la Aviación Española tuvo lugar el primer accidente aéreo mortal, el del Capitán Celestino Bayo.

Juan de la Cierva, probó sus prototipos del Autogiro, con diferentes resultados.

De sus pistas despego el primer avión de Iberia que cubriría la nueva línea aérea comercial entre Madrid y Barcelona.

Aquí, también tuvieron lugar, como no podía ser de otra forma, las celebraciones del acto central del centenario de la Aviación Militar. Acto presidido por S. M. el Rey Don Juan Carlos I, en marzo de dos mil once.

Entre otras muchas hazañas, visitas y sinsabores, esta extensión de terreno de la zona de Carabanchel Alto, llamada Cuatro Vientos, ha pasado a la historia de nuestra aviación. Lugar y cuna donde nació y comenzó aquella aventura donde unos pocos locos soñaron con tocar el cielo y abrir al aire las antiguas conquistas de España.

Historia de la Torre de Cuatro Vientos

La histórica Torre de Mando de Cuatro Vientos se ideó como una modesta torre de señales, con una clara inspiración en los faros marinos y con la función de servir de guía a los primeros aviadores en sus vuelos.

El proyecto fue realizado por la Comandancia Exenta de Ingenieros. Se firmó el tres de julio de 1919, por el comandante de Ingenieros, Leopoldo Giménez, examinado por el teniente coronel Miguel Manella y aprobado por Real Orden de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII el 11 de agosto del mismo año. El presupuesto que se asignó para su construcción, fue de 24.990 pesetas, y se dispuso que las obras se ejecutasen por gestión directa, y que dicho gasto fuera cargado a la dotación de los Servicios de la Aeronáutica Militar.

La torre fue construida de hormigón armado, por Enrique Sierra en sus talleres del Paseo de las Delicias, y su instalación fue realizada por el mismo Enrique Sierra y por el maestro albañil José Alegría, el mismo que se encargo de la construcción del Pabellón Histórico, a finales de 1919.

El diseño original, constaba de dos pisos. Un semisótano, de planta cuadrada de 12,10 metros de lado, que se utilizaría como vestuario para los pilotos y contaba con varios armarios, una sala de lavabos y urinarios y otra sala más pequeña, que se utilizaba como ropero. Muy pronto, esta planta interior cambió su cometido, dejando de ser utilizada, salvo contadas ocasiones como vestuario. Hoy se mantienen los lavabos, el vestidor se remodeló y pasó a ser dos salones elegantemente adornados y se creó un pequeño office.

La parte superior, de planta octogonal, disponía de siete grandes ventanales, que aún hoy se conservan, y una gran terraza, rodeada a modo de baranda, por una elegante balaustrada de obra. La terraza, se empezó a utilizar, como observatorio privilegiado de toda la actividad aeronáutica que se desarrollaba en el aeródromo, llegando a decirse, que fue el mudo testigo de las más hermosas y heroicas hazañas de nuestros primeros pilotos.

Desde el centro de ambas plantas, se erigía, un torre cilíndrica de 15,40 metros de altura, desde la que salía una escalera de caracol a través de la cual, se podía ascender hasta la plataforma de vigilancia, en el interior de la cual, años más tarde, se instaló un aerofaro. La torre estaba rematada por un mástil donde se instaló la manga que medía la fuerza del viento.

La torre y su interior se mantienen hoy en día como cuando se idearon y siguen siendo los testigos, de toda la actividad aérea de la unidad.

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Foto antigua de la torre