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Detalle de noticia

Águilas de esperanza

8/7/2020

No podía ser de otra manera. Retomaron sus vuelos como lo que son, estrellas de un cielo radiante de sol. El jefe de la Patrulla Águila, el comandante Daniel Zambrano, nos relata todo este camino en primera persona.

Aquellos días de marzo se sienten aún muy cercanos. Vuelos suspendidos y alarma general en todo el país. También en la Patrulla Águila. Su líder, el comandante Daniel Zambrano Duque, natural de Badajoz, hijo de un mecánico de motores de F-5, se ponía a la cabeza de su equipo esta vez no para volar si no para quedarse en tierra con todo el orden del mundo.

“Fueron unos días de gran incertidumbre”, nos relata el comandante Zambrano, “realmente hacía muy poco tiempo del accidente de nuestro compañero, el comandante Eduardo Garvalena, y para nosotros, que acabábamos de despedirlo con gran dolor, eran días difíciles… Al accidente se unió una parada con incertidumbre a la que se sumaron esas noticias iniciales sobre el COVID-19, que hacían presagiar un futuro desconocido e incierto para todos”.

En una unidad tan hermanada como la Patrulla Águila los sentimientos ante la pandemia que se venía encima eran compartidos por todos. “Los primeros días fueron muy complicados por la suma de situaciones sobrevenidas e inesperadas que truncaban las aspiraciones de iniciar una temporada, la del 35 aniversario, con normalidad”, reconoce el comandante. “Todos nos reunimos antes del confinamiento. Durante las primeras semanas intentamos mantener el contacto e incluso llegamos a hacer varias actividades vía on-line junto a nuestras parejas. Realmente somos un grupo muy unido y muchos de nosotros mantenemos una amistad que va más allá de la relación puramente laboral”.

Eran momentos de grandes dudas, en todos los aspectos. Los miembros de la Patrulla Águila son además instructores de vuelo en la Academia General del Aire, por lo que no es de extrañar que también sintiesen de cerca la angustia de sus alumnos. “Tenían aún más incertidumbre que todos nosotros”, se marcharon a sus casas e iniciaron el confinamiento con sus familias. Manteníamos el contacto con nuestros alumnos de vuelo, de los cuales somos además tutores. Les íbamos dando la información contrastada que teníamos. Gracias a Dios conseguimos que se retomara la actividad aérea y volvieran por fases los alumnos que necesitaban finalizar la formación en vuelo”.

Todo aquel confinamiento se convirtió en una mezcla de cuidado de la familia, atender al alumnado y velar por la patrulla al mismo tiempo. Se preparaban clases on-line, se actualizaba y mejoraba toda la documentación y secciones de la patrulla, se alternaban tutorías on-line con los alumnos de vuelo… Familia y trabajo, tan normal como épico.

Aun así, para el comandante Zambrano es inolvidable el ambiente en la academia esos días. “Nunca habíamos visto la academia así en sus 77 años de historia. No saber cuándo retomaríamos las clases de vuelo, si podríamos terminar el curso de vuelo de los alumnos, hasta qué fecha tendríamos para recuperar los vuelos perdidos, unido al parón de vuelos de entrenamiento de la Patrulla Águila, con un piloto aún en fase de instrucción, que es cuando más necesidad de continuidad se necesita…. Todo hacia crecer la inquietud entre los miembros del equipo”.

Y efectivamente alzaron el vuelo. Algo que jamás olvidará el líder de la Patrulla Águila. “Emoción, ilusión y concentración máxima podrían ser los tres sentimientos que definieron nuestra vuelta a los entrenamientos ese 15 de mayo. Mostramos a España y al Ejercito del Aire que, pese a todas las adversidades, la Patrulla Águila estaba ahí dispuesta a afrontar los nuevos retos del futuro. El equipo se encontraba recuperándose del accidente del Comandante Garvalena, pasábamos mucho tiempo juntos, apoyándonos en nuestras familias y, de repente, dejamos de vernos, nos encerramos cada uno en su casa, sin volar. Eso hizo que el sentimiento, la necesidad de volver a volar todos juntos creciese día a día. La vuelta a los entrenamientos ha sido una especie de alivio, una terapia para superar todo lo vivido”.

La Patrulla Águila vuela y entrena. Dibuja sus figuras y acrobacias sobre el cielo de San Javier. Todo sin la mayor novedad. “Con el entrenamiento actual mantenemos la capacidad de poder retomar las exhibiciones cuando el mando lo determine, además estamos capacitados para poder realizar sobrevuelos y poder participar en los actos o eventos que nos asignen”.

Y es que se siente esa ausencia de los festivales y de los incondicionales de la Patrulla Águila. “Es algo que cuesta asimilar. Esperemos que pronto podamos volver a sobrevolar las ciudades de España para mostrar a todos los españoles que nos siguen, que estamos aquí, que no les hemos fallado y que vamos a seguir estando por ellos. Para nosotros es un auténtico orgullo representar a España y al Ejercito del Aire en todas y cada una de las actividades que llevamos a cabo. Pertenecer a la Patrulla Águila acarrea grandes sacrificios personales y profesionales. Los asumimos por el orgullo, el reto y el desafío personal que supone realizar un tipo de vuelo tan especial como el que hacemos. Todos tenemos la esperanza de volver a la normalidad pronto”.

Este curtido piloto, casado y con dos niñas de ocho y cinco años, aún se emociona con el apoyo que les han hecho llegar los seguidores de la Patrulla Águila. “Nos llegan sus comentarios, sus ánimos y en ocasiones, como es el caso del Club Patrulla Águila o de otros colectivos, nos llegan en forma de máscaras, para que sintamos cerca su apoyo. Realmente son un pilar esencial”.

El comandante Zambrano, entusiasta de la aeronáutica, es el reflejo de la esperanza de todos los hombres y mujeres del Ejército del Aire. “Estoy seguro de que aprenderemos de tanto sufrimiento, de nuestros errores y nuestros aciertos. Esperemos volar juntos siempre y que la esperanza que vuela con nosotros se traslade a todos los españoles. Como dice el lema de la patrulla, Junti sed non uncti, juntos pero no revueltos. Ahora y siempre, la Patrulla Águila seguirá surcando los cielos de España y Europa llevando con orgullo la bandera de España”.