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Dedicación plena contra la pandemia

15/4/2020

La jefa de la Unidad Médica de Aeroevacuación nos muestra su lado más humano en la batalla contra el virus.

Para la teniente coronel Pilar Salvador “todos los días son lunes”. Con esta expresión tan suya esta militar nos deja absolutamente claro el nivel de trabajo que están viviendo en la sanidad militar.

Esta abulense de 53 años criada en la vida rural y el sacrificio no dudó un solo momento a la hora de enfocar su vida hacia la sanidad militar. Era su ilusión desde el mismo momento que acabó la carrera de Medicina. Desde 1993 su vida militar ha sido todo un ejemplo de pasión por su especialidad hasta convertirse en la actual cabeza visible de la Unidad Médica de Aeroevacuación del Ejército del Aire. Además es asesora médica del jefe del Mando del Componente Aéreo de la Fuerza Conjunta de la Operación Balmis.

El carisma de esta mujer se ha forjado en misiones como Bosnia, Kosovo, Afganistán, Dakar y Sigonella, en Italia. Pero este frente deja pequeño a cualquier otro destino. “Desde hace mes y medio solo he podido ir a mi domicilio dos días”, reconoce la teniente coronel. Mientras tanto hace su vida en un pabellón de la base aérea de Torrejón y gracias a las videollamadas sabe algo de su familia. “Mi marido, guardia civil ya jubilado, es la persona más importante de mi vida, me apoya y ayuda, soporta mis ausencias y me motiva para luchar. Sabe que mi trabajo requiere dedicación completa y concentración y nos ayudamos y apoyamos. El día 27 de marzo fue su cumpleaños y el mejor regalo que pude hacerle fue aparecer en nuestra casa a las diez de la noche”.

Es el precio de la eficacia de un servicio ejemplar en esta crisis. “Es un lujo poder montar en tiempo mínimo una UCI en el aire no para un paciente sino para varios. Se han realizado configuraciones ya validadas en tres medios, C295, A400M y Helicóptero HD21, a falta de validar la nueva configuración por modernización de material de la unidad en otros dos aviones. Nuestro medio es el aire, nuestro lema ‘ Por el aire siempre a tiempo’ “.

La teniente coronel Pilar Salvador presume orgullosa de su unidad. “Soy la jefe de la mejor unidad de sanidad, preparada para salir en dos horas a cualquier parte del mundo con un equipo extraordinario de personal, médicos, enfermeros y técnicos sanitarios. Es un honor y un orgullo profesional. Es el gran reto de mi vida profesional”.

Su unidad, punta de lanza de la Operación Balmis, tiene que responder actualmente a las disposiciones habituales del servicio y a la excepcionalidad de esta pandemia. “El personal está protegido, confinado sin mantener contacto entre ellos para evitar contagios y tener siempre personal disponible y preparado. Hoy mismo se está participando en una repatriación de personal y en una evacuación complicada por COVID-19. Nuestro personal da todo lo que son y todo lo que tienen para que todo vaya bien”.

Actualmente el Componente Aéreo tiene ofertados al Mando de Operaciones distintas posibilidades de acción para que decida sobre cómo repartir ante las necesidades presentadas. “Es una forma muy resumida de explicar lo que es todo este maremagnun”, nos dice la teniente coronel. “Es realmente gratificante poder llevar respiradores a los hospitales, monitores, TAC, medicación, puestos de UCI, camas. Durante la entrega del material conocemos la realidad de los hospitales y del personal médico. Nosotros mismo vivimos esas situaciones en nuestro trabajo diario cuando hacemos evacuaciones de COVID-19 en nuestras UCIS del avión”.

A pesar de todo, en ningún momento se pierde la perspectiva de la misión de esta unidad. “Ésta es la operación más dura a la que me he enfrentado”, reconoce esta médico militar. “Luchamos contra la crisis y seguimos haciendo evacuaciones del personal desplegado en operaciones de mantenimiento de la paz. Sigue habiendo infartos, hemorragias, fracturas. Todo tipo de patologías que hay que resolver de igual manera. He vivido guerras reales como Bosnia, Kosovo, Afganistan, nosotros no nos entrenamos para la guerra, nos enfrentamos a ella en misión real a diario”.

Es la imagen viva de una 'guerrera de bata blanca' que confía en el poder de la ciencia. Su hermano es investigador médico y está plenamente al día de las características de este virus. “Nuestros investigadores españoles podrían ser de los que más avanzados tengan el desarrollo de la vacuna y tienen un papel importantísimo en la solución del problema”.

Para esta mujer la palabra 'evasión' ha perdido mucho sentido en los últimos meses. “¿Evadirme? No sé lo que es” nos reconoce la teniente coronel Salvador. “Esto exige dedicación exclusiva y a tiempo completo. Me está costando mucho poder hacer estas declaraciones por falta de tiempo. Solo tengo 15 minutos al día para hablar con mi marido y contar lo orgullosa que estoy y con mi madre que aunque está bien tiene 86 años y soy su hija pequeña”.

Y es que por detrás de esa máscara de protección hay seres humanos, siempre. “Primero soy persona y después médico militar. He seguido el ejemplo de mi padre, el hombre más bondadoso del mundo, que me enseñó espíritu de sacrificio, amor, familia y entrega a los demás antes que a uno mismo”.

Poco ocio le queda a este médico ejemplar estos días. Su música, cantar, su guitarra alguna vez y ya en caso extraordinario, su gran manjar: “Si mi marido me quiere dar una alegría cuando llego a casa me hace patatas fritas pajita con mucho ajo y huevos fritos de nuestras gallinas que están deliciosos”.

Es la humildad de una mujer volcada con su trabajo y con la esperanza. “Esta crisis nos enseña un emblema que ha sido mi bandera. La dispersión no vale para nada, la unión hace la fuerza. Juntos ganamos esta crisis. Todos aportamos granitos de arena para su solución, pero todos a una. Quédate en casa que si es necesario te vamos a buscar. Pero quédate en casa y protégete. Hagamos que este 'bicho' se vaya de nuestras vidas”.